PTA. ARENAS: Kiosco pulverizado por chofer ebrio era el mayor tesoro que tenía su propietaria

Conductor se negó a someterse a la prueba respiratoria de rigor y al examen de alcoholemia en el hospital. (La Prensa Ausdtral)
Una vida entera dedicada al trabajo, que le valió el cariño de sus vecinos y clientes, terminó de forma abrupta para Zenaida Gómez Lepicheo (78), luego que un vehículo impactara violentamente, de madrugada, su kiosco El Tobby que mantuvo durante casi tres décadas en la esquina de las calles Magallanes con Ignacio Carrera Pinto, en pleno centro de Punta Arenas.
El choque se desencadenó alrededor de la 1,50 horas de este domingo, cuando el conductor de un station wagon Toyota, modelo Fortuner 4×4, color negro metálico, año 2019, identificado como Patrick Carlos Monrose Garcés, circulaba por calle Magallanes hacia el norte y al salir del puente sobre el río de las Minas, por efecto de la velocidad y su condición etílica, perdió el control, desviándose hacia el costado derecho de la vía, arrasando por completo con un kiosco. Si bien no se reportaron personas lesionadas, pero los daños en la pequeña estructura fueron totales. Sólo la base de cemento quedó en pie.
“Perdí mi kiosco, que era mi vida, era todo”, relató a este diario su propietaria, quien desde joven se dedicó a trabajar en dicho local, salvo por un periodo en que su salud la obligó a retirarse. “Sufrí mucho cuando me enfermé y tuve que quedar en la casa. Fue terrible para mí, porque nunca dejé descansar el kiosco. Me gustaba mucho estar en contacto con la gente, y todos me querían. Había vecinos buenísimos”, confiesa Zenaida.
El kiosco estaba desocupado hace casi un año, pero su dueña lo mantenía en condiciones, con sus permisos y estructura al día. “Yo lo quería tanto, que nunca quise venderlo ni ponerle letreros. Lo arrendaba, sí, pero no quería deshacerme de él. Había mucha historia detrás”.
Trabajó más de 29 años en ese punto del centro de la ciudad. Antes de ella, recuerda, también hubo otras personas a cargo del local. “Yo fui la tercera o cuarta persona que tuvo el kiosco. Es muy antiguo, tiene muchas historias, incluso sobrevivió al desborde del río de las Minas (marzo de 2012)”, evoca con nostalgia.
En la madrugada del domingo y tras ocurrir el accidente, un vecino la llamó por teléfono para avisarle que su negocio había sido chocado. “No me dijo que estaba desintegrado. Yo empecé a mirar en el celular y casi me dio un ataque cuando vi que no había nada, desapareció, quedó sólo el cemento donde estaba afirmado”, relató recordando con pena, como una vida de trabajo se redujo a escombros.
No era el primer choque que afectaba a su local. Hace algunos años, rememora, otro conductor lo embistió tras descompensarse, pero en esa ocasión la estructura resistió. “Ese kiosco era muy firme, lo hizo un caballero que trabajaba bien. Soportó viento, aluviones, de todo. Esta vez lo sacaron de cuajo”.
Vecinos del sector también expresaron su preocupación y molestia por la velocidad con que circulan los vehículos durante la noche en dicha intersección. “No es la primera vez que pasa algo así”, admitieron algunos residentes que se acercaron al lugar tras el estruendo del impacto. Acusan el exceso de velocidad de los vehículos, sobre todo después de cierta hora.
Zenaida vive al sur de la ciudad, pero aún recuerda con cariño su vida en ese pequeño espacio. “Yo trabajé antes como asesora de hogar. Me sentía orgullosa de tener este kiosco”, afirmó.
Hoy, sin posibilidad de reconstruirlo debido a su edad y condición de salud -es diabética y ya no puede trabajar como antes-, asegura que no tiene intenciones de seguir pagando por una estructura que ya no existe. “Me dijeron que tenía que ir a la Fiscalía a presentar los papeles, porque no voy a seguir pagando algo que ya no tengo”, sostiene.
Mientras espera una respuesta de las autoridades, valora las muestras de afecto y la memoria colectiva que aún vive en esa esquina de la ciudad. “Todos se acuerdan de mi kiosco. Era bonito, estaba bien hecho. Para mí fue más que un trabajo, fue mi vida”, remata.
Conductor formalizado
Patrick Carlos Monrose Garcés, el conductor, fue detenido y formalizado en la mañana de este domingo ante el Juzgado de Garantía de Punta Arenas. Sin antecedentes penales previos, quedó sujeto a la medida de suspensión provisoria de su licencia de conducir y arraigo nacional por 70 días mientras dure la investigación. “Habría perdido el control del móvil y colisionado un kiosco que se encontraba en el lugar, provocándole daños avalados en la suma de 13 millones de pesos, de acuerdo a lo informado por la propietaria”, señaló la asistente de fiscal Katerina Aranis Seguic, quien formalizó investigación por el delito de conducción en estado de ebriedad causando daños. Adicionalmente, se negó a someterse a la prueba respiratoria de rigor y al examen de alcoholemia en el Hospital Clínico.
La asistente de fiscal admitió que testigos del accidente y los mismos carabineros que adoptaron el procedimiento policial pudieron evidenciar su condición etílica, por cuanto además presentaba inestabilidad al caminar.