A los 67 años falleció el penalista Alejandro de la Riva en una clínica de la ciudad

“Jano” producto de una enfermedad coronaria falleció esta tarde en la clínica Cemep. Verborrágico y polémico como pocos, nada callaba al decir; un temperamento que lo marcó tanto en su vida personal, profesional como política, transformándolo en un personaje único de nuestra ciudad.

El Dr. Alejandro de la Riva llegó desde su Bahía Blanca natal a la provincia a mediado de la década de 1980, siendo de la incipiente población de letrados jurídicos en la ciudad, ostentando la matrícula 85 de un colegio de Abogados que ya superó holgadamente las mil.

Precisamente desde este órgano dieron a conocer la triste noticia del fallecimiento del Dr. De la Riva, la cual conmocionó a todos, acaecida esta tarde en la clínica Cemep donde ingresó con problemas coronarios que padecía.

Ya el 27 de septiembre pasado había sufrido una descompensación en pleno juicio por el Doble Crimen, con la defensa vehemente de sus representados, negándose a ser atendido por una ambulancia, también algo propio de semejante personalidad.

A primera hora de esta tarde continuaba con su labor de abogado –como todos los días- y fue en los tribunales de Campamento YPF donde realizaba trámites en la fiscalía, donde se descompensó. De igual manera le solicitaron una ambulancia, a la cual se negó, y se retiró en dirección a la clínica Cemep donde tuvo dos infartos.

Tan polémico como imprescindible. Una pérdida irreparable para el derecho penal y para la vida misma en tribunales, donde gritó verdades incómodas y hasta llegó a litigar en bermudas y ojotas en claro desprecio a los manejos de la Justicia.

“A mi me van a matar, pero no me voy a callar” dijo en una de sus cruzadas mediáticas días después tras descompensarse por tanta angustia en pleno juicio, en medio de las recomendaciones de que “se dejara de joder” con las formas en que asumía su trabajo.

Una de esas pérdidas que no pasará inadvertida en medida del amor y odios que sabía generar, nosotros elegiremos extrañarlo-.