NEUQUÉN: Rincón Papers: víctima de trata devela el horror

La llevaron engañada con la promesa de un trabajo en la localidad petrolera y terminó sedada de día y prostituida de noche. A la hija, de 5 años, la retenían para que ella no escapara. Hoy, esa niña, cuenta el infierno que vivieron. (lmneuquen)

Ana tiene 25 años. Pero no es Ana, ese es el nombre que eligió para poder contar su historia. Y su apellido tampoco le pertenece aunque está grabado en su DNI y tarjetas.

Ese apellido, que le quema en lo más profundo de su ser, corresponde al hombre que las secuestró a ella y a su mamá, y que también la sometió a abusos cuando tenía apenas 5 años, allá por 2002.

Este hombre, un penitenciario federal retirado, le puso su apellido a la nena como una especie de seguro para evitar que su madre, a quien drogaba de día y prostituía de noche, escapara.

Este es un relato del horror y de la lucha de una joven que se cansó de vivir con miedo y quiere que le extirpen ese apellido que acarrea con tanto dolor.

La “historia del crimen” del fin de semana pasado, titulada “Rincón Papers: la crucial investigación de la prostitución de menores que frustró el poder”, disparó en Ana la urgencia por visibilizar lo que padecieron con su madre.

Todo lo que cuenta hace que sea tan importante recuperar el pasado criminal de la provincia.

Un pasado pesado

En un pequeño pueblo de Mendoza, nació y creció la mamá de Ana. La situación familiar era por demás compleja y, a los 9 años, los padres la mandaron a vivir con una tía.

Históricamente, muchos mendocinos de la zona sur suelen probar suerte en Neuquén, y en aquella época, un policía neuquino, con familiares en ese pueblo de Mendoza, le prometió a la tía darle a la joven trabajo como empleada cama adentro y estudios.

Para la tía, era una gran posibilidad para su sobrina. Ellos estaban tan mal económicamente, que poco y nada podían brindarle.

Esa oferta se presentó como la única posibilidad de un futuro distinto y, con 16 años, la joven desembarcó en Neuquén.

“Mi mamá llegó a la casa del policía y descubrió el engaño. No la dejaba salir prácticamente y tampoco le permitió estudiar. Por eso, ni bien pudo, se escapó y comenzó a vivir sola y en hogares”, contó Ana.

Tras retomar sus estudios, a los 19 años quedó embarazada y nació Ana, en 1997, que vivió en el hogar Rayito de Luz de Neuquén. En esos años, la mamá de Ana estudiaba Psicología y trabajaba como asistente en el mismo hogar en el que vivía. Estaba tratando de abrirse camino y forjar un futuro, pero la vida nunca es lineal, y menos cuando se busca escapar de tanta miseria.

La captación

En el hogar, la joven mamá hacía de todo un poco. Entre sus labores estaba cocinar y lo hacía bastante bien. En este lugar conoció al ex penitenciario federal, que aparentaba ser un hombre honesto y solidario, pero en verdad rondaba los hogares como un ave carroñera en busca de jóvenes olvidadas, sin familia y que si no volvían a cenar nadie las buscaría ni reclamaría.

En los hogares estaban las presas fáciles de engañar para llevarlas a los prostíbulos de la localidad petrolera de Rincón de Los Sauces, donde sus cuerpos jóvenes les redituaban miles de pesos por semana a estos mafiosos.

“A mi mamá se le acercó un día este hombre, en la cocina del hogar, y le dijo que había posibilidades de un trabajo estable y bien pago cocinando en Rincón, y así fue que la engañó”, recordó Ana, que durante toda la semana mantuvo un fluido diálogo con su madre para rescatar la mayor cantidad de recuerdos y detalles de aquel horror, y que puedan salir a la luz.

“Yo me cansé de vivir con miedo, por eso quiero contar todo lo que vivimos mi vieja y yo”, aclaró Ana.

La ingenuidad de la joven mamá y la tentadora oferta de un trabajo mejor la llevaron a morder el anzuelo y así fue que desembarcaron en Rincón.

Pero en cuestión de días descubrió para qué la habían llevado y, ni bien pudo, escapó hacia Mendoza, donde en verdad no tenía a nadie que la ayudara.

Por su parte, el ex penitenciario contaba con varios contactos y conocía bien el rubro en el que se movía. Sabía que la joven madre no tenía margen, por lo que articuló una serie de movimientos que lo ayudaron a obligarla a volver.

Primero se aseguró de retirar del hogar Rayito de Luz unas pocas cosas que había dejado la joven para que nadie preguntara por ella. Para esto, truchó una autorización y nadie verificó nada. Luego, con ayuda de funcionarios de la época, acudió al registro civil y le puso su apellido a la pequeña Ana, que por ese entonces tenía tan solo 2 años. Rápidamente, recurrió a la Justicia de familia y a la mujer la obligaron a volver, entendiendo que la nena era hija de este penitenciario.

“Hoy me preguntás cómo lo hizo y la verdad es que no te lo puedo explicar. Solo entiendo que tenía contactos en todos lados y hasta conocía al federal retirado que ustedes mencionan en la historia del crimen ‘Rincón Papers’”, reveló Ana.

Y es así, estos mafiosos con llegada al poder pueden hacer -de hecho lo hicieron- lo que quieran con una joven humilde y sin nadie más que su hija