Se conocieron los fundamentos de la absolución “por el beneficio de la duda”, a los médicos acusados de mala praxis

De trata del caso de la paciente Gabriela Castellano quien en 2012 sufrió un ACV del cual tuvo secuelas permanentes, causa en la que estuvieron imputados los Dres. Rausch y Montenegro Martínez.

La acusación y querella por parte de la víctima aseguraron que hubo dos instancias de consulta médica con la patología ya desatada luego de un “fuerte” dolor de cabeza.

El 7 y 9 de junio de 2012 Castellano fue asistida por el Dr. Raúl Rausch y el 10 de junio en el sanatorio Fueguino por el Dr. Juan Carlos Montenegro Martínez, sosteniendo la acusación que la mujer manifestaba fuertes dolores de cabeza.

Ello fue avalado por el testimonio de su entorno familiar y laboral que manifestaron observarla en tal estado.

Pero en las historias clínicas –y en sus declaraciones-, Rausch señala no observar signos o sospechas de estar ante un caso neurológico, dado que la paciente nunca le habría manifestado una fuerte cefalea o dolor de cabeza, y Montenegro Martínez aseguró que solicitó una interconsulta con neurología para la paciente sin poder diagnosticarle una tomografía “al no ser su especialidad”.

La tomografía realizada el día 11 mostró  un hematoma cerebral “sin hemorragia subaracnoidea”, y que en la intervención quirúrgica se trabajó sobre un aneurisma.

El lapso de producción de ese cuadro se estimó entre 14 días antes y hasta unas horas antes de la tomografía, por lo que la jueza aplicó el principio del “in dubio pro reo” o beneficio de la duda, en razón de que tanto la hipótesis acusatoria como la de la defensa tienen posibilidad de certeza.

Todo esto llevó a que la jueza subrogante, la Dra. Natalia Buitrago, emitiera la sentencia absolutoria.