NEUQUEN: Denunció a su padre por violarla y 4 años después confesó que era mentira .

La chica tenía 16 años cuando acusó a su padre, un policía neuquino, por abuso. Hoy tiene 21. El papá está preso. (Minuto Neuquen)

 
Cuatro años después,  se arrepintió de todo. Pero ya era tarde: su padre estaba preso, condenado por abuso sexual, y nadie quería escucharla a ella, su hija. El drama esconde una duda perturbadora, que nadie ha logrado evacuar aún y que tiene que ver con la  naturaleza de ese recuerdo lejano que ahora la tortura. ¿La inquieta el recuerdo de haber inventado una violación que sólo existió en sus mentiras? ¿O el de haberle revelado a la Justicia un hecho que fue espantosamente real y cuyas consecuencias se empeñan en perseguirla?
 
“Soy Luz, tengo 21 años, soy de Neuquén capital. Por este medio quiero compartir un problema judicial que estamos pasando con toda mi familia”, comienza el video que la protagonista de esta historia subió a Facebook.  “Todo esto empezó por una denuncia por un supuesto abuso sexual que yo hice contra mi papá en el año 2013. Tenía 16 años y estaba muy enojada con él”, explica su drama Luz. 
 
 
Aún estaba en cuarto año de la escuela secundaria aquel día en el que llegó a clases y se encontró con su mejor amiga. No pudo ni empezar a describirle lo que le había ocurrido dos noches antes en su casa del barrio Parque Industrial. Su padre, le contó en el texto, se había metido en su cama -en rigor, un colchón en el piso- en medio de la oscuridad. La había manoseado, le escribió, le había corrido el short y la había violado. Ni su mamá ni sus tres hermanitos menores -dos varones y una nena- se habían dado cuenta.
 
La amiga leyó la carta en el baño de la escuela y resolvió compartir el secreto: llamó por teléfono a su propia madre, que fue a ver al director y le entregó el texto. El paso siguiente fue la denuncia policial, que Luz ratificó palabra por palabra.
 
Era un horror y un escándalo. El padre de Luz, además de todo lo que decía su hija, era sargento de la Policía de Neuquén. La respuesta institucional fue inmediata: a ella la sacaron de su casa y a él lo dejaron seguir siendo policía.
 
“Después de esta denuncia que yo hice a mí me sacaron de mi casa. Estuve en un hogar casi un mes”, cuenta Luz en el video que publicó en Facebook hace un par de meses. “A mí entre medio de todo eso me preguntaron con quién yo prefería irme, si con la familia de mi papá o la familia de mi mamá. Yo dije que con la familia de mi mamá y me llevaron a la casa de mis abuelos, donde estuve viviendo hasta febrero del 2016”, recuerda. “En esos años que pasaron yo no tuve contacto con mi familia. Al principio no podía ver a mis hermanos, pero el juez arregló un cronograma de visitas para que yo los pueda ver. Con mi papá no tuve más contacto”, agrega.
 
En aquel 2013, la causa judicial quedó en manos de la fiscal de Violencia de Género de Neuquen, Soledad Rangone, quien entrevistó a Luz y al tiempo trabó una relación con ella, al punto que intercambiaron teléfonos para mantenerse comunicadas. El paso siguiente fue que la adolescente fuera sometida a pericias médicas y psicológicas. Todo indicaba que, tal como decía, había sido violada. “No hay delirios ni patologías (…) No ha fabulado”, señalaron los especialistas.
 
La causa avanzó y llegó a juicio oral en 2015, con un cargo extra: Luz había contado que, para la época del abuso, su padre la había descubierto mandándole mensajes de texto a un chico, la había golpeado y la había subido al auto apuntándola con su pistola Glock calibre 9 milímetros para que lo llevara a la casa del muchacho.
 
Al empezar las audiencias habían pasado ya dos años de la denuncia. Era la primera vez que Luz volvía a ver a su papá. Él estaba sentado en el banquillo de los acusados. Ella, en el de los acusadores.
 
 
Pero entonces su declaración varió un poco. Hizo el mismo relato que durante la investigación, pero aclaró que su padre no había llegado a consumar la violación. “Lo único que yo quería esa noche era que pasaran las horas (…) Que fuera un sueño. Miraba la hora y no pasaba más. No pedí auxilio porque sabía que mi mamá no me iba a creer”, señaló.