RIO GALLEGOS: Mujer denunció hostigamiento y violencia por parte de su ex pareja y la policía

Natalia es una policía y madre que denunció venir sufriendo una situación de acoso y agresión permanente por parte de su ex pareja y padre de dos de sus hijos, incluyendo violaciones a una restricción de acercamiento y amenazas de muerte. Además –según aseguró la mujer- desde la policía no habría encontrado ningúna protección, ya que se habrían puesto de parte del hombre y sumado al hostigamiento. (Tiempo Sur)

Desde Río Turbio, Natalia cuenta la situación de violencia y hostigamiento que estaría viviendo, no sólo por parte su ex pareja –mecánico en la localidad- sino de la policía de la que forma parte, ya que se desempeñaba en la Unidad 9º de Bomberos.
“El año pasado mi ex pareja me golpeó con un palo de escoba delante de mi hijo y yo terminé en el hospital. La Jueza al otro día me otorgó una restricción de contacto y custodia policial, pero en cuanto fui a la unidad toda golpeada empecé a ser la burla de ellos. Criticaban mi carpeta médica, ya que había ingresado hace poco, no por mi situación, sino porque les faltaba uno más en la guardia”, agregando que a partir de que recibo la custodia policial ahí se ponen en contra, no sólo sus superiores, sino también el personal”.
Desde ese momento habría comenzado a sufrir presiones y burlas dentro de la Unidad.
“Me empezaron a quitar descansos, si tenía que salir de licencia para viajar me hacían presentar nota escrita 48 horas antes y solamente el oficial me la recibía, ellos decidían si la aceptaban, una situación que se dio demasiadas veces y que pasaba solamente conmigo. Mi licencia la tuve que negociar, ni siquiera estuvo escrita en un libro, me la dieron porque era la única que faltaba que me la otorgaran”.
Por otra parte, según relató la entrevistada, el hostigamiento por parte su ex pareja no se habría detenido en ningún momento, lo cual ella denuncia que fue “ignorado” en todas las ocasiones por la policía, debido a los contactos de su ex pareja y por la mala relación con sus superiores.
“Ya no sé qué hacer, él ha roto el parabrisas de mi remisse, tengo golpeadas las puertas. Hay una cámara que da a este pabellón y hubiera filmado el momento, pero la Policía la desestimó. El viola la restricción acercamiento continuamente, da vueltas por el edificio, me hostiga por WhatsApp, se acerca a mis hijos en el colegio a pesar de que no tiene derecho de visita –por no haberlos reconocido- y a uno de ellos le mostró que tiene un arma. Incluso se ha acercado a golpear la puerta y amenazado con bañarme en alcohol y prenderme fuego”.
“Ese hombre ha publicado estados en Facebook usando una identidad falsa acusándome de ‘polichorra’, de que salgo a robar a bordo de mi remis, que soy drogadicta, alcohólica, que organizo fiestas en el pabellón donde vivo y vendo bebidas de manera ilegal”, explicó angustiada la mujer, añadiendo que las agresiones se habrían extendido también su hermano –denunciado por “amenazas” por la ex pareja de ésta- y su hermana, la cual habría sido también hostigada en las redes; en ambos casos, tras intentar hacer desistir a su hostigador de su actitud.
“En junio o julio un móvil policial detiene el remis donde nos encontrábamos mi chofer y yo de una manera violenta, a punta de pistola”- explicó la entrevistada- “nos detienen a ambos violentamente para averiguación de antecedentes, ya que mi ex pareja había denunciado que yo y otras personas le habíamos roto los vidrios de su casa”.
“A mí me reconocen como agente pero un agente masculino –no una mujer- me hace levantar la remera y me revisa, luego de lo cual me llevaron a la comisaría e hicieron pasar directamente al calabozo, a mi chofer lo tenían separado y yo tuve que escuchar al comisario hablar mal de mi persona a pocos metros, diciendo que era una loca de mierda (sic)”, describió la oficial.
Finalmente y ante la falta de respuestas y la deteriorada situación en Río Turbio, Natalia debió viajar a Río Gallegos. “Esto fue denunciado en la Unidad Regional Sur, en agosto del 2015, de ahí se me da una carpeta psicológica avalada por una psicóloga matriculada, porque entre lo que me pasaba en mi trabajo y con mi ex pareja ya no daba más”, relató, agregando que luego, carpeta en mano, pidió su pase y que a raíz de la denuncia se hicieron actuaciones administrativas. A raíz de las mismas, al Jefe de su Unidad se lo habría separado durante 30 días de su cargo, aunque ya habría vuelto a trabajar normalmente.
La mujer aclaró que este hostigamiento laboral ya había ocurrido en su dependencia: en primer lugar a otra agente que habría pedido el pase y se habría retirado poco antes de lo ocurrido a la entrevistada, y también a su superior en la Unidad, un cabo primero que habría denunciado maltratos, irregularidades y abuso de autoridad en la Jefatura junto con un abogado, precisamente por defenderla a ella.
Natalia reconoció que se le brindó apoyo con su denuncia desde la Asociación Policial, pero aún no ha conseguido el pase solicitado. Igualmente, agradeció la ayuda del Juzgado, pero se lamentó de que la situación es muy difícil en un pueblo chico como Río Turbio y ante los dichos del padre de sus hijos, y que la situación de acoso y presión no habría terminado.
“El pasado miércoles, policías vinieron a mi domicilio, por un llamado de mi ex pareja, diciendo que yo estaba golpeando a mis hijos. Y a pesar de que no había ningún adulto presente le gritaron a mi hijo que abriera la puerta porque sino la iban a tirar abajo. Ingresaron prepotentemente con una linterna iluminando a mis hijos, preguntándoles dónde tenían marcas o habían sido golpeados, revisando todo, es un departamento pequeño donde no hay espacio para esconder nada”, afirmó la joven, quien encontró llorando a sus hijos al regresar a casa.
“Fui a la comisaría a denunciar y no me la tomaron, sólo mis datos y me dijeron que el oficial estaba ocupado y tenía que esperar, ante lo cual me tuve que volver porque eran más de las 23:00 y mis hijos estaban solos”, relató finalmente la entrevistada, quien al día siguiente denunció lo ocurrido en el Juzgado de Instrucción.
“Esto ya pasó un límite, la policía se presta para todo y no hace nada, a mí solamente me queda esperar que ese hombre me haga algo. Mis hijos están angustiados, ¿qué ayuda pueden pedir si ven que me tratan mal? Yo no quiero dejar lo que he logrado con tanto esfuerzo y escapar con un brazo atrás y otro adelante por sus amenazas”.